LOS QUE TENGAN INFORMACIÓN SOBRE CAMPOS DE CONCENTRACIÓN, ESCRIBAN A


asociacionexilio@gmail.com



sábado, 1 de mayo de 2010

Fotografía de 1900 de trabajadores valencianos, la mayoría de ellos de Tárbena, en la cantera de Bab-el-Oued junto a otros empleados autóctonos


Los ´pieds-noirs´ olvidados Cuando en Argelia se hablaba valenciano

Hubo un tiempo, desde 1830 hasta 1962, en el que Argelia fue "El Dorado, la tierra prometida" para miles de valencianos. Muchos iban y venían cada año a trabajar en el campo o, las mujeres, a servir en las casas de la élite de la colonia gala, pero otros se quedaron allí y conservaron su lengua, que al mezclarse con el francés dio lugar al "patuet", el idioma de los valencianos de Argel







Los ´pieds-noirs´ olvidados Cuando en Argelia se hablaba valenciano Fotografía de 1900 de trabajadores valencianos, la mayoría de ellos de Tárbena, en la cantera de Bab-el-Oued junto a otros empleados autóctonos.

RAFEL MONTANER VALENCIA En un pasado no muy lejano, la frase más repetida en la Marina Alta era "Anar a Orà". En el Poble Nou de Benitatxell se escuchaba en todas las casas hasta bien entrados los años 50 del pasado siglo, ya que unos 200 de sus 1.500 vecinos se desplazaban cada invierno hacia Argelia a podar las viñas de los terratenientes galos. El nieto de uno de aquellos podadores, el historiador Gabriel Gilabert, y Antoni Pascual analizan la emigración de esta comarca hacia la colonia gala entre los siglos XIX y XX en el libro "Anar a Orà" (Ed. del Bullent).
"Formaban "colles" y partían tras Todos los Santos y no volvían hasta la Candelaria, el 2 de febrero", cuenta Gilabert, quien apunta que iban a trabajar de forma "ilegal" pues "viajaban con visado de turista".
El historiador, profesor del IES Benigasló de la Vall d'Uixó, señala que en los años 20 del pasado siglo estos trashumantes de la poda, "ganaban en Argelia hasta cinco veces más que en Benitatxell". Aquel dinero ha dejado para la historia una calle que en este municipio se conoce como "el carrer d'Orà", "porque sus casas se hicieron con el dinero que ganaba la gente yendo a podar a Argelia".
El investigador relata que después "ya no se ganaba tanto, pero aún así, tras la Guerra Civil, con lo que reunían podando en Argelia se podía pasar todo el año". Gilabert también recuerda que dos compañías marítimas se disputaban el tráfico de pasajeros entre Xàbia y Argel, "reduciendo los precios y ofreciendo de regalo una taza de chocolate". Los podadores continuaron "anant a Orà" hasta la campaña de 1956-1957, cuando la guerra de la independencia cerró el grifó del maná argelino. r. m.valencia

?
"Argel para nosotros era El Dorado, la tierra prometida". Así se explicaba Aroma Devesa, hija de un exiliado republicano de La Vila Joiosa, a Ángela-Rosa Menages y Joan-Lluís Monjo, los autores del libro Els valencians d'Algèria (Edicions del Bullent), que atesora la memoria de más de 132 años de emigración valenciana a la antigua colonia francesa.
El flujo hacia Argelia, bien de jornaleros que iban y venían según el ciclo de los trabajos del campo, o bien para establecerse allí en busca de un futuro mejor, fue una constante "en las comarcas meridionales de la Comunitat Valenciana, desde la cuenca del Vinalopó hasta la Safor y la Vall d'Albaida, pero muy especialmente en los pueblos del litoral y prelitoral de la Marina", apunta Monjo. La mayoría de ellos se concentraron en la región de Argel, donde la mitad de los españoles -el principal grupo extranjero tras los franceses- procedían de las comarcas alicantinas.
En esta comunidad emigrada tuvo gran importancia el papel de la mujer, que se desplazó en masa a trabajar en el servicio doméstico de la adinerada élite colonial, donde eran muy solicitadas como amas de leche. "Muchas madres dejaban a sus bebés al cuidado de otras mujeres y viajaban a Argel a dar el pecho a los hijos de las familias más ricas de Argelia, especialmente las de origen judío", relata Menages.

Criadas y amas de leche
Además de las remesas de dinero que llegaba a los hogares de la Comunitat gracias a la leche de las madres valencianas, muchas jóvenes, sobretodo en los años 50 del pasado siglo, viajaban a Argelia para trabajar como criadas, "bien para enviar dinero a casa o para hacerse la dote con el fin de casarse". Una práctica que fue tan frecuente, resalta Menages, que "generó problemas en pueblos como Alcanalí, en la Vall del Pop, donde casi todas las jóvenes estaban en Argel".
Pero no sólo fueron razones económicas las que empujaron a miles de valencianos hacia Argelia, sino también políticas ya que tras la Guerra Civil más de 25.000 republicanos huyeron hacia allí. Muchos de ellos acabaron en campos de trabajo en pleno desierto, como el Colomb-Béchar, donde tras estallar la II Guerra Mundial el régimen colaboracionista del general Petain les obligó a trabajar en condiciones de semiesclavitud "en la construcción del quimérico ferrocarril transahariano que debía unir las colonias galas de Níger y Senegal con el Mediterráneo".
En cuanto a los valencianos que echaron raices en Argelia -asentamiento potenciado con la ley de naturalización de 1899 que concedía la nacionalidad gala de forma automática a los hijos de emigrantes nacidos en la colonia-, muchos de ellos abrieron sus propios negocios, principalmente hornos y pastelerías, carnicerías o consiguieron comprar tierras. Al no ser franceses no tenían derecho a los lotes gratuitos que concedía la metrópoli, pero aún así muchos invirtieron sus ahorros en la compra de ferras o fincas agrícolas."La palabra clave para estos emigrantes era "trabajar, trabajar y trabajar"", dice Menages.
Barrios populares de Argel, como el de Bab-el-Oued, "donde hasta 1930 la práctica totalidad de extranjeros afincados allí eran alicantinos", se convirtieron en un auténtico pueblo valenciano trasladado a la ribera sur del Mediterráneo. Esta barriada surgió al calor de una cantera en la que la mayoría de trabajadores eran valencianos.

Monas de Pascua en Argel
Menages, nacida en Argel, y Monjo relatan en su libro a través de decenas de testimonios como no sólo la lengua, sino también costumbres tan nuestras como la de la mona de Pascua y los jocs de carrer de los niños de la Marina, llenaban las calles de Bab-el-Oued.
Así, Monjo, destaca que "aunque la lengua oficial era el francés, que se enseñaba en las escuelas, en las casas se continuaba hablando en valenciano, una lengua que nunca perdieron". Es más, la confluencia entre el francés, el árabe y la lengua valenciana dio lugar al patuet, el valenciano que se hablaba en Argel.
Los "buenos tiempos" para los valencianos de Argel empezaron a declinar a partir del 1 de noviembre de 1954, "que es la fecha simbólica que marca el inicio de las acciones revolucionarias independentistas que desembocaron en la llamada Guerra de Argelia, hasta la independencia de Francia en julio de 1962".
Los choques violentos entre independentistas y procolonialistas, el ver como amigos o familiares morían bajo las bombas que sacudían a diario las calles de Argel, el temor a que se les relacionase con el terrorismo antiseparatista de la Organisation Armée Secrète (OAS), hizo que la vida se volviera irrespirable. "La mayoría huyó entre 1961 y 1962, abandonando las casas y negocios que habían levantado tras décadas de sacrificos. No tenían otra opción: o la maleta o el ataúd", concluye Monjo.
Principalmente se instalaron en Francia, "a principios de los 60 no era muy boyante la cosa en la Comunitat", matiza. Allí pasaron a engrosar la comunidad de pieds-noirs pies sucios, apelativo despectivo con el que los franceses de la metrópoli bautizaron a los repatriados de Argelia.
Sin embargo, continúa, los pieds-noirs valencianos no eran vistos como ciudadanos de segunda en sus pueblos de origen. "Ni en Argelia, ni tampoco después en Francia, rompieron los lazos que les unían a su tierra, de hecho en vacaciones volvían cargados de regalos que sus familiares nunca habían visto, como ropa con vistosos tejidos sintéticos, electrodomésticos... Eran una especie de mensajeros de la modernidad".
Los que con el paso de los años han vuelto al lugar del que marcharon siendo niños o donde nacieron sus padres, se les conoce como el francés o la francesa. Y, de no ser porque llevan nombres como Pierjan o Mariterés, por su acento patuet o porque cocinan cuscús como quien hace una paella, nadie diría que alguna vez fueron valencianos de Argel.

No hay comentarios: