martes, 27 de abril de 2010
Relato de Juan Antonio Campos para explicar el nacimiento del Centro Cultural Miguel Hernández en ORAN, Argelia
Antonio Machado decía así:
"Caminante son tus pasos el camino, y nada más,
Caminante no hay camino
Se hace camino al andar…"
Podríamos explicar con breves palabras el camino recorrido para la creación de este Centro Cultural Miguel Hernández, en Oran.
Porque el nombre de Miguel Hernández? Esto merece una explicación.
Yo, participaba un día en una asamblea propuesta por refugiados políticos de la guerra de España algunos hijos de estos así como también nietos de estos, esto era para conmemorar el 70 aniversario de la Retirada. Ese día yo dije haber hecho la Retirada hacia el interior de España y no hacia el exterior después de haber sido uno de los "soldados" más jóvenes de la Republica. Menuda broma, en lo que sigue la explicación:
Yo, nací el 24 de junio del 1936, en la Virgen del Camino (Camino de Santiago)o sea en lo que era el aeropuerto militar de León.
La sublevación fascista tuvo lugar el 18 de julio del 1936, como todo el mundo sabe o por lo menos debiera saber. El aeropuerto militar de León, es decir la Virgen del Camino, cayó en manos de los "fascistas/golpistas" llamados "nacionalistas" por esos mismos que hasta hoy han querido escribir así la historia y mi padre como buen republicano habiendo jurado bandera y siendo militar de carrera abandono ese aeropuerto y estuvo escondido la friolera de 2 meses y medio aproximadamente en los pajares de los pueblos cercanos de León, donde familiares y amigos de confianza le escondieron, hasta que disfrazado de pastor pudo atravesar los montes de León, pasando cerca de Pola de Gordon y Pola de Lena para llegar a Oviedo donde se puso de nuevo a disposición de la republica con mi tío Vicente que era asturiano y los dos, compañeros de promoción .
En el mes de octubre, ya tenía yo 4 meses, las dos hermanas, mi madre y mi tía con dos bebes en brazos de la misma edad, mi prima y yo, atravesaron los montes pasando las líneas fascistas por el mismo camino que había emprendido mi padre para ir a reunirnos con ellos en Oviedo. Esa parte de España volvió a caer en manos de los fascistas y con mi madre de nuevo cogiendo un barco en Santander llegamos en Burdeos donde desembarcamos, subimos en un tren y pasando por Toulouse y Port-Bou llegamos de nuevo a la región de Cataluña que era aun Republicana; mi padre estuvo trasladado hacia Lérida y luego al aeropuerto militar de Levante, entre Alicante y Elche donde se incorporó y nosotros le seguíamos. Ahí continuó la guerra hasta que hacia el mes de febrero del 39 mi padre subió en el último barco es decir en el Stanbrook y fue uno de los últimos que se pudo escapar en ese barco. Mi madre conmigo y otro hermano que había nacido en Elche durante la guerra, despedimos a mi padre desde el muelle de Alicante y regresamos a casa de los abuelos. Mi abuelo después de haber estado en la prisión franquista de San Marcos en León (hoy transformada en un gran Hostal de gran lujo) fue fusilado. En La Virgen del Camino estaban mis tíos los que no habían podido emigrar hacia el extranjero.
Estos momentos de la posguerra del 39 fueron terribles de miseria, de hambre, de humillaciones y de muchas cosas. Esa fue mi niñez y con todo eso me fui haciendo hombre, teniendo en cuenta que en el año 1941-42 mi madre se tuvo que operar y nos fuimos durante dos o tres meses a casa de los abuelos paternos que vivían en la Robla. En ese lugar fue donde más hambre pasé porque no había nada de nada excepto lo que mis abuelos tenían en un pequeño huerto y entre lo poco que se recogía lo que más me chocaba era el montón de cebollas en una pequeña cabaña que tenían en el corral. Con mi hermano el más joven íbamos a ese cuarto, al montón de cebollas y quitando las primeras hojas las metíamos el diente. Esas cebollas picaban como la madre que las parió y mordiéndolas una a una buscando la que menos picara pero como todas venían siendo igual, a lagrima viva nos comíamos las cebollas para calmar esa hambre que nos retorcía el estomago.
Yo no sabía en aquel momento que un cierto poeta llamado Miguel Hernández había hecho una poesía en la cárcel de Alicante donde estuvo y que intituló " Nanas de la cebolla". Esta poesía dice así:
La cebolla es escarcha cerrada y pobre
Escarcha de tus días y de mis noches
Hambre y cebolla, hielo negro y escarcha grande y redonda
En la cuna del hambre mi niño estaba
Con sangre de cebolla se amamantaba
Pero tu sangre escarchaba de azúcar
Cebolla y hambre…/…
Es verdad que yo conocí mucho mas tarde sus poesías, después de haber leído la antología poética de Miguel Hernández y haber estudiado un poco su caminar hasta que llegó donde no pudo ir más lejos habiendo "fallecido" en la cárcel.
En el 1949, el 9 de enero, en la estación de Tlemcen, vi y conocí por vez primera a mi padre ya que el trauma de la guerra no me había permitido conservar la memoria de su imagen. Por intermedio de la Cruz Roja nos pudimos juntar con el que después de salir de los campos de concentración de Colomb-Bechar, se vino a vivir à Oran. Desde el 1949 hasta el 1956 vivimos en Oran. Yo tenía 14 años cuando ingrese lo que entonces se llamaba la JSU, (Juventud Socialista Unificada), organización Juvenil que se creó durante la guerra de España con la unión de la Juventud Comunista y la Juventud Socialista. En el 1956, mi padre tuvo que operarse del corazón en Paris (una de las primeras operaciones à corazón abierto) y aprovechando esa ocasión pensamos en venir para la metrópolis. Yo en esas fechas tenía 20 años, no era francés y no quería meterme en las milicias que defendían la colonización, ni llevar las armas para matar a nadie. Llegué a Perpiñán en el 1956 y milité en la JSU, organización que seguía clandestina tanto en Argelia como en Francia.
En el 1962 contraje matrimonio con Angelita que había conocido en el 1959, seguí militando en la Juventud Comunista ya que la JSU se había extinguido, con el honor de haber participado en Paris, clandestinamente en la primera asamblea en la cual se creó y de la cual fui miembro del primer secretariado en el exilio.
En octubre del 1963 teniendo que apechugar con la responsabilidad de una familia, Katia había nacido en el 1962, en Perpiñán decidimos con Angelita de venirnos para Oran, porque yo lo conocía, ella en tanto que cooperante francesa en la Educación Nacional y yo bajo contrato de lo que llamaban entonces derecho civil, y también en la Educación.
Angelita entonces embarazada de Eric que nació en Oran, llego la primera y alquiló un piso en la "rue de Mostaganem". Estábamos amueblados en lo que se solía llamar el estilo 'Louis Caisse" porque no teníamos ningún mueble… .y poco a poco nos arreglamos. Yo conocía ya Oran y tenía buenos amigos que intenté volver a encontrar. Era el caso de Luis Carratala, Martinez el mayor, de Arturo, Domingo Torres, con los cuales Angelita y yo mismo, nos reuníamos en casa para ver lo que se podía hacer en Oran, si había ocasión de podernos reunir, juntarnos con otros jóvenes españoles, donde pudiéramos crear algo que nos acogiera a todos. Nuestra primera idea era de que en ningún caso, y lo repito, en ningún caso se debía hacer proxelitismo. Es decir, nosotros no queríamos formar algo para que de ese algo salieran jóvenes con nuestras ideas, no era eso lo que pensamos sino que el objetivo era de respetar las ideas de cada cual siempre y cuando toda esta juventud que éramos entonces pudiéramos vivir en buena harmonía, juntos, alegres, recordando a nuestra tierra y respetando el trabajo, el esfuerzo que hicieron nuestros padres para darnos un porvenir más feliz. Cada cual de nosotros empezamos a buscar a derecha e izquierda los jóvenes que hubiéramos podido conocer y surgieron una cantidad de "chavalotes" extraordinarios y magníficos que se juntaron alrededor nuestro y a partir de esa reflexion empezamos a decidir de hacer algo. Y todos juntos hicimos lo que pudimos. Primeramente encontrar un local; Segundamente cuando lo encontramos, ponerlo en condiciones de ocuparlo, y de ahí, me acuerdo los sudores de Avelino y Luis Carratala y Domingo Torres, dando martillazos para romper aquellos cubos de cemento donde había maquinas, porque aquello era un local de fontanería. Ese local era verdaderamente una bodega muy asquerosa y transformarla en un lugar acogedor y simpático no fue fácil. y en ese sótano donde pasamos trabajando tantas horas sudando y riendo, no podíamos imaginar entonces que estaría tan concurrido por todo el mundo, los jóvenes divirtiéndose y los padres vigilando de vez en cuando. Teníamos el subsuelo donde mucha juventud se conoció se amo, y a veces hasta llego al matrimonio, y voy a citar los nombres de los que me recuerdo:
Avelino, Octavio Jorda Laliga, Olvido, Pepi, Mirna,y luego José Luis, Ginette Carratala que fue secretaria en muchas asambleas que hacíamos democráticamente los jóvenes en el Local, Divina, Dedé el hermano de Angelita, Lina Poquet, y luego los más jóvenes entre los cuales algunos participaron con los que ya estábamos dentro a renovar el Local que habíamos encontrado, empezando por sacar los escombros después de derrumbar y quitar lo que molestaba, y que saben el sudor que ahí se dejó: Luís y Sylvia Moreno, Andres Mira, Conchi y su hermano George, Emile y Henriette, Oscar, Manu y Marie Jo, Marie-Tere y su hermano, los hermanos Cañadas, Eliane y su hermanita Sylviane amiga intima de nuestra hija Katia, Annie y René, Gavy, Maria Martin, Michel Olivella y Michel Mira, Paquita Miranda y Paquita Andujar, Isabel Yague/Sanchez, Juan, Melchor, Jojo y François, Kheira, Krimo, Adut, Lahouari y Sayah, Rogelio, Aziz, Senouci así como las familias que venían con sus hijos como los Rodriguez y Richard (Nuestro Palomito), los Mestre, Gomez, Perez, Gilabert, Garcia , Sanchez/Yague, Robles con Mari Carmen, Guerrero, Pozuelo/Cubero,…y otros más que me perdonaran si no cito los nombres.
Del fresno que no quiero olvidar era el que permitió por su presencia de que se abriera tan a menudo el Centro Cultural porque tenía por misión de "vigilar en la tranquilidad" de todos para eso protestaba muchas veces cuando corrían o gritaban los niños, y lo hacía con la delicadeza que le caracterizaba, pero era "buena persona" y lo recordamos con cariño.
La buhardilla nos servía de oficina oficial de nuestra organización.
Que era nuestra organización?
Pues la de crear un sentido humanista y político antifascista, y de todo ese grupo de jóvenes cada uno con sus ideas, las guardaba, ya que aquí no se hacía proselitismo, solamente respeto del Otro, cariño y acogimiento, siempre y cuando el que viniera, compartiera esos valores. Entonces propusimos de crear la Juventud Antifascista Española, que desfilo el 1° de mayo del 1964 con pancartas (existen fotos) y crear un centro Cultural donde todo el hispano hablante pudiera venir y encontrar un hogar caluroso y simpático, donde la vida pudiera transcurrirse bastante bien. Y es aquí donde efectivamente aparece " Las nanas de la cebolla" que me había marcado tanto en mi niñez, y con la suerte de ese poema de Miguel Hernández y como no "Las nanas de la cebolla", un hombre que ha escrito esto, forzosamente tiene que ser un humanista. Y yo propuse a todos los presentes de llamar este local "Centro Cultural Miguel Hernández". Así nació este "Centro Cultural Miguel Hernández". Angelita, hizo el retrato del poeta al lápiz, y era ese gran retrato que estaba cuando se entraba, puesto en la pared, ( y nos preguntamos donde habrá parado).
Que se hizo en ese "Centro Cultural Miguel Hernández"?
O mejor dicho que no se hizo en ese Centro porque se hicieron obras de teatro, poesías, excursiones, lecturas, corales, equipos de futbol, bailes, fiestas de carnaval, navidades y finales de año, que jamás en mi vida, que hoy es bastante larga, he tenido la suerte de volver a vivir esos momentos tan extraordinarios. Y me cuesta pensar que un solo año en los diez que estuve en ese local, por haber tenido un lumbago que me paralizo en la cama, en la fiesta de carnaval, no pude asistir para animar esa fiesta como las tantas que hacíamos y que nos parecían fantásticas. Solo una paréntesis, os acordáis del trabajo que nos costó subir ese piano al primer piso del "Coq d'or" para hacer esa velada tan extraordinaria que hicimos en frente del liceo francés.
Para todo aquel que no sabía porque se le dio el nombre de "Centro Cultural Miguel Hernández" y porqué en honor del poeta, creo que esto puede quedar muy claro, y abrazo a todos los que habéis vivido esos momentos tan magníficos en los cuales yo he tenido la suerte de poder asistir. Para mi ese local ha sido la obra más bonita, más bella y mas extraordinaria que he podido participar en mi vida.
Y para terminar diré que no he hecho nunca de la política mi oficio pero afirmaré como Thucydide cinco siglos antes de J.C. en Atenas donde se invento la democracia:
Un hombre que no se mezcla en política merece ser considerado no como un ciudadano apacible pero como un ciudadano inútil.
Yo no he querido nunca ser un ciudadano inútil.
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